miércoles, 11 de mayo de 2011

GRUPOS DE TEATRO PARA NIÑOS (1990 – 2005)

Una alternativa en crecimiento



Armida María Córdoba, María de los Ángeles Sanz


¿Cómo identificamos el teatro para niños? ¿Tiene una identidad definida? La palabra identidad nos presenta la primera dificultad a la hora de diferenciar al teatro para niños del teatro para adultos. Identidad, del latín idem, significa igual a sí mismo. También quiere decir, que es único o percibido de manera diferente. La identidad es el sentimiento que uno o varios tienen de sí mismos. Por este motivo es múltiple y lo nombramos de manera diferente según el lugar, o el momento histórico que describimos y analizamos. Por lo tanto, la identidad es la conciencia que alguien -en este caso el teatro para niños- tiene de sí mismo, como construcción diferenciada dentro del sistema del teatro argentino, en su identidad colectiva, y como suma de procedimientos identificatorios en el caso de grupos o actores que se dedican a la función de llevar adelante el teatro para niños. Como la conciencia de sí se establece desde el parámetro de la memoria, es de carácter inestable, es por eso, que reencotrar la identidad es salir de la nivelación, de la copia uniforme con un sentido único; porque existen matices que no debemos perder de vista, y son estos quienes conforman precisamente la identidad buscada. En su origen, el teatro para niños testimonia un gran deseo de educar, y continuó en su historia desarrollándose en relación a la función educativa, aún hoy. Es así, que muchos de los grupos que vamos a analizar se constituyeron con una finalidad pedagógica, o tienen como finalidad el trabajo constante en las escuelas. De esta manera trabajó durante catorce años, dirigido por Manuel González Gil, el grupo Catarsis, formado por diéciseis integrantes y que desde los '80 trabajaba con entidades educativas con la mirada puesta en las temáticas que el espectador niño y adolescente requería. El grupo se disolvió cuando invitados a España a fines de la década, sólo regreso su director. En la actualidad la propuesta del grupo Andamio de Ideas, es llevar adelante sus puestas inspirándose en los clásicos, para niños desde Jardín de Infantes hasta el EGB, variando procedimientos y el uso de los elementos escénicos de acuerdo al target del espectador. Como afirman sus integrantes, Sergio Saposnic y Alejandro Szpiegel la finalidad es entretener, educar en valores y promocionar la lectura en sus jóven público. Otras agrupaciones surgieron con una finalidad primordialmente estética como el grupo Libertablas, pero sin embargo también realizan una tarea contínua en el medio docente. Para llevar adelante nuestro trabajo podemos proponer en este artículo un ejercicio de la memoria, del pensamiento y de la mirada, con la finalidad de entrar en el tiempo que nos constituye cotidianamente. El mundo actual está plagado de violencia, el interrogante es entonces que hace entre otras cuestiones el teatro para niños para dar respuesta a sus espectadores a la violencia del mundo que nos contiene, y como lo hace. La actualidad, además, está hecha de nuevas miradas estéticas, es así que este teatro desencadena experiencas estéticas que estimulan la mirada de los niños. Cómo se produce ese estímulo es tarea de este trabajo.
Podemos afirmar con Minzi que “la infancia es un constructo histórico propio de la modernidad. Una institución social ligada a prácticas familiares, modos de educación y clases sociales. Durante muchos años niño no se nacía biológicamente sino que se aprendía (a ser) en la escuela”. Desde los noventa, desafiando esta preceptiva, y continuando el concepto de Minzi, a ser niño también se aprende en el contacto diario con los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión, el internet, y además con la variable que impone la sociedad de consumo, el kiosco y el supermercado. El teatro didáctico buscaba construir ciudadanos, el teatro comercial para niños a partir de los noventa busca conformar consumidores, donde es clara la sustitución del Estado por el Mercado. El teatro para niños actualmente se mueve en esta disyuntiva, llevar adelante un teatro para individuos conscientes o un teatro para consumidores complacientes.
La pregunta sería si en esta encrucijada en que se construye la identidad del niño, el teatro va a considerarlo un agente de identidad cultural o un agente económico. Muchas propuestas en vacaciones de invierno, señalan la alianza entre la televisión, el mercado y la representación teatral; productos como Chiquititas, Floricienta, Panam, Piñon Fijo, entre otros, aunan las tres variables y ofrecen una producción donde el espectador infantil se convierte en un “cliente”; y la televisión aparece como el agente que construye el marco de referencia para la exaltación del deseo sobre ciertos productos, construyendo fantasías “que los productos circulantes en el mercado ayudan a reproducir...”.
Por otra parte, en la última década el microsistema de teatro para niños tuvo un incremento en su producción a partir de la creación de numerosos grupos que realizan su labor tanto en el medio comercial como en salas alternativas, donde la categoría a analizar es la mixtura de procedimientos. Algunos sólo se expresan a partir de la representación de los actores, otros interactúan con objetos o títeres, y por último aquellos que priorizan el elemento musical dentro de sus puestas en escena. En todos ellos es interesante estudiar cuáles son las técnicas que los integrantes de estos grupos aportan al trabajo en común, y cuáles son las disciplinas que abarcan y conforman un mapa intertextual. Otro punto que marca una diferencia es la temática abordada en los espectáculos. Las propuestas teatrales para niños aparecen atravesadas hace muchos años por el tabú del sexo, el aparato ideológico del Estado, la guerra, la desocupación, la enfermedad, la muerte, cuyo tratamiento, salvo excepciones, está ausente en las obras. Como asegura Laura Canteros, secretaria de Alija (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina): “Los temas tabúes los podemos resumir en las tres S a saber: 'S' de sexo, de cualquier clase en texto o imagen. 'S' de Satanás, todo lo que no se atenga a las Sagradas Escrituras. 'S' de enguaje soez, nada de malas palabras, todos los 'niños' deben hablar como salidos de un manual de buenas costumbres y si no lo hacen, que se callen... (Planetario/junio/05, pág 68). De esta manera, los autores que desearían incorporar la lengua cotidiana a sus textos, no lo hacen y el resultado es un diálogo neutro y aséptico, no real y poco imaginativo. Este tal vez sea uno de los motivos por los cuales hay pocos autores que se dedican a la escritura de teatro para niños y lo común sea encontrar muchos grupos trabajando a partir de adaptaciones de clásicos, tanto de textualidades para niños como para adultos; los cuentos de Andersen, las comedias de Shakespeare, El Quijote de Cervantes, mitos griegos, y leyendas populares y temas Bíblicos, son las constantes referencias de muchas de las puestas de Libertablas, la compañía de los hermanos Alvarez, La Galera encantada, entre otros. La excepción sería el trabajo de Hugo Midón, y Carlos de Urquiza y de grupos que incursionan en el metateatralidad como el grupo Los históricos, que producen un espectáculo recorriendo el sistema teatral argentino desde el circo de los Podestá en adelante, atravesando todos los géneros populares. Aunque sería necesario una mayor producción de textualidades específicamente dedicadas a un espectador niño y adolescente, no podemos dejar de mencionar al conjunto de dramaturgos que desde diferentes espacios construyen literatura teatral infantil: María Esther Falconi, Adela Basch, Lucía Laragione, Patricia Zangaro, Alicia Muñoz, Cristina Banegas, Rafael Curci, Eduardo Rovner y Enrique Pinti. El objeto de este análisis se va a delimitar sobre aquellos grupos que participan de una variable cultural, y que consideran al espectador niño como un individuo que presenta una especificidad de interrogantes a resolver, y cuyo circuito de realización es la provincia de Buenos Aires. Hacemos esta aclaración porque no desconocemos la importancia del teatro para niños en el interior, y el constante trabajo que realizan año tras año, a través de Festivales y congresos que reúnen a teatristas de todo el país, pero esa labor excede el análisis de este texto.
Entre los grupos que tienen una línea de labor contínua se encuentra el Grupo Libertablas. Discípulos de Ariel Bufano, titiritero y maestro de titiriteros que a su vez fue alumno de Javier Villafañe, comenzaron a trabajar en el año 1977 cuando el director del entonces Teatro Municipal General San Martín, Kive Staiff, lo invitó a montar el espectáculo David y Goliat, en homenaje al autor y escultor exiliado Sim Schwarz, quien lo había estrenado en París con escenografía de Marc Chagall. Ariel Bufano reescribió junto a la esposa de Schwarz el texto original de Sim, y convocó a un grupo de titiriteros para llevar adelante el proyecto. Adelaida Mangani, afirma que esta fue la semilla de lo que luego sería un grupo estable de titiriteros. El Grupo de Titiriteros del Teatro Municipal General San Martín, como se llamó en ese momento. El grupo en el espacio del San Martín y bajo la dirección de Bufano y Mangani puso en escena los siguientes espectáculos: David y Goliat (1977); Carrusel titiritero (1979); Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín (1980); El circo criollo (1983); La bella y la bestia (1981/1984); Guillermo Tell (1986); Historia de gatos (1992), entre otras. En el año 1992 el grupo también participó de la Expo 92 en Sevilla, con el espectáculo El pierrot negro, inspirado en el texto de Leopoldo Lugones y adaptado para Adelaida Mangani, quien lo hizo conocer a nivel internacional.
El grupo Libertablas realiza un recorrido constante que abarca las variables del circuito oficial, Teatro San Martín y el Teatro Nacional Cervantes, circuito profesional comercial, y sus presentaciones en colegios1.
El grupo de titiriteros del San Martín -dirigidos por Adelaida Mangani desde la desaparición de Ariel Bufano en 1992-, presentó bajo la dirección de Ana Alvarado Pulgarcito (2005) donde se utilizó la misma técnica que en El niño de papel (2001), es decir, “separar a la vista las voces de la manipulación de los títeres” dice (Ruth Mehl). Para ello cuenta con la complicidad de Tito Loréfice, un intérprete que sorprende con sus habilidades de narrador; el manejo de las voces y el trabajo corporal”. El actor y titiritero, es el nexo de una puesta en equilibrio, entre el valor de la palabra, rescate del texto de Maite Alvarado. Su propuesta sobre la importancia de la lectura y la espectacularidad que establece la relación de éste con los objetos; un libro enorme en el centro del escenario, símbolo y personaje de la historia, y los títeres que llevan a través del actor, la polifonía que encierra ese objeto rico en historias: “Al darse vuelta las páginas del libro, aparecen nuevas ilustraciones y escenas”. El texto de Maite Alvarado no hace concesiones a la hora de exponer los temas que la preocupan, ni subestima la capacidad del espectador endulzando el texto innecesariamente. Presenta una temática dura, que también aparece en otras propuestas como Los hijos de Medea de Hugo Alvarez, realizada por la compañía de títeres de Omar Alvarez.
El grupo dirigido por Rafael Curci este año presentó El caballero vacilante, la espada y el dragón, recuperando las técnicas de los pupis sicilianos, unas marionetas de 90 cm. de alto, realizadas con hojalata y una particular forma de manipulación cuyo origen se remonta a las primeras décadas del siglo XIX en la Italia meridional y que tuvieron su expresión porteña en el barrio de La Boca hasta 1940. Se presentaron en el Teatro de la Ribera, que pertenece al Complejo Teatral de Buenos Aires.
Con procedimientos que vienen del circo y otros que provienen de las más variadas disciplinas la agrupación La Pipetúa2, se define como un grupo de clown y circo artesanal, que investiga y fusiona las más variadas expresiones artísticas, como la comedia física, el malabarismo, las artes plásticas, la música y la danza. Inspirados en los cómicos del cine mudo, los dibujos animados, los grandes compositores, las vanguardias de los años 30, las nuevas tecnologías, el espíritu lúdico. Los integrantes del grupo crean sus propios personajes, historias, objetos, instrumentos y escenografías para la realización de sus espectáculo teatrales. “Yo creo que si hay alguien a quien seguimos en el tipo de humor es a Roberto Gómez Bolaños, un grande, también nos son de referencia los filmes de Buster Keaton y el humor de Mr Bean, dice Maxi. Entre las referencias locales señalaba a El Club del Clown: Daniel Miranda, Guillermo Angeleri, Cristina Martín. Sebastián, otro de los integrantes del grupo, reconoce el aporte que les da al grupo un quinto Pipetúa, Yessico Ternura. El primer espectáculo de La Pipetúa fue Opereta Prima. Maxi y Sebas, habían trabajado en distintos espectáculos de clown junto a Marcelo Katz, y actualmente dictan talleres de circo en escuelas, también Diego trabajo con Katz, en La Trup, y fue dirigido por Gerardo Hochman en Compañía Clun, donde además dio clases de malabares y rodados excéntricos en la escuela de circo La Arena. Los rodados son diseñados por ellos la mayoría de las veces y tienen: triciclos, monociclos, pedalos, bicis antiguas, con manubrios y ruedas de diferentes formas y tamaños.
Del circo es el origen de los procedimientos que muestran en el escenario los integrantes del grupo El Globo; premiados con la estrella de mar, su espectáculo El circo de los sueños, pensado para los más pequeños, aún en su tiempo de duración (45 minutos), cuenta la simple historia de un barrendero (Yaso), que sueña con ser malabarista de un circo, la inclusión de un muñeco, el conejo Podestá, que es un claro homenaje a los hermanos que iniciaron desde el circo el sistema teatral argentino, y la ayuda de Miranda, y un buen empleo de la música como procedimiento que completa la semantización de una estructura que basa su narración en el absurdo.
La música no es sólo un procedimiento más, sino la protagonista en la propuesta del grupo Minga, Tango y Circo, Minga, una milonga muy particular, reúne en la pista a acróbatas de aire y de piso, que sólos o en formación despliegan díficiles números; danza y mucho humor. Los músicos en escena producen en el espectador la impronta del manejo de los instrumentos, y el cantante Walter “Chino” Laborde aporta a los adultos presentes la nostalgia de las orquestas típicas.
La Compañía Omar Álvarez trabaja con títeres y sus textos que provienen de la literatura infantil tradicional -como el cuento del escritor danés Hans Christian Andersen, El soldadito de plomo-, el uso de la luz, y la búsqueda cuidada de la voz narradora, la del actor Alfredo Alcón, hacen de sus espectáculos una producción cuidada y respetuosa para el espectador infantil.
Dentro de los grupos que tienen como elemento principal la música el Grupo Caracachumba3 en julio de 2005, presenta su cuarto CD. Con una estética propia ofrece a los chicos la posibilidad de acercarse a la música rioplatense como en Me Río de la Plata; en Faltaba más incluye candombes, murgas, boleros y milongas, con mucho humor y temas para bailar y otros para escuchar con atención. Con doce años de trayectoria, es uno de los principales grupos locales de música rioplatense, y desarrollan una estética propia en el escenario que se caracteriza por la importancia tanto del lenguaje, como el trabajo corporal, y el hábil manejo de los muñecos. Su primer espectáculo fue Se me lengua la traba (1993), que incluía un repertorio más universal aunque ya presentaba muchos de los elementos que caracterizan al grupo: los trabalenguas, el humor, los juegos de palabras, y el trabajo con los títeres en la puesta de escena. En Chumban los parches(1999), que fue nominado al ACE como mejor espectáculo infantil, realizaban una búsqueda de identidad musical, profundizando también en la puesta en escena. Ante el estreno de Me Río de la Plata (2001) habían logrado una unidad estética. Caracachumba está de diez (2003), fue el momento de su décimo aniversario. Su último trabajo Faltaba más (2005), estuvo bajo la dirección de Claudio Gallardou y Valentina Bari (asistente de Renata Schusshein) y la producción de Leila Baamondi en los títeres, luego de más de un año de lecturas de mesa y selección de temas. Roque es un personaje creado para Chumban los parches, (cuando Itatí Figueroa se incorporó al grupo con sus títeres), y aunque las situaciones escénicas que sirven como excusa para presentar las canciones son independientes una de otra, la historia de Roque es la que hace de hilo conductor, con irrupciones en distintos momentos del espectáculo. El personaje de Roque sufrió un cambio sustancial en Faltaba más.
Otra propuesta que desarrolla varios géneros musicales es el Grupo Al Tun Tun4 que con canciones plenas de humor y ritmo llega a espectadores que van desde 1 a 8 años, (esta es otra categoría que los grupos manejan, el target del espectador ideal. El uso de un lenguaje cotidiano, que es complementado por los sonidos propios de la ciudad, reflejan una temática que abarca el humor y el amor. Juegan a la integración con la platea, a partir de un desplazamiento coreográfico por el escenario, que los pequeños acompañan desde sus butacas o desde el pasillo. Las canciones están enmarcadas por una pequeña introducción. Las escenas románticas donde la música es indicial, está desarrollada a partir de la utilización de títeres. El registro de géneros abarca desde la bossa nova, el rock, el chamamé. Comparar con el grupo Caracachumba que realiza sus presentaciones con la misma estructura y temática.
Gerardo Hochman no sólo realiza trabajos para niños, sino en este año 2006, están nuevamente presentando un espectáculo para adultos a la manera de La Guarda, Estamos sanos.(Continuará)GRUPOS A INVESTIGAR
Otros grupos de Teatro de títeres, o de Teatro Infantil: Grupo Caracachumba, dirigido por Claudio Gallardou; Grupo de Teatro Buenos Aires de María Inés Falconi; El grupo dirigido por Hugo Midón; Grupo Al Tun Tun dirigido por Gerardo Hochman, La Pitetúa; Grupo El Globo; la Compañía de Títeres de Omar Álvarez; Grupo Alas; La Troupe de Cara de Tata; Grupo Madero; Grupo Trajearte; Grupo el Hormiguero; Grupo Andabarrios; Grupo de Títeres del Balero; Grupo Ga-Ga; Grupo de Teatro Buena Pata; La Inestable Compañía de Títeres; Grupo El Nudo; Grupo La Galera Encantada; Grupo Azul; Grupo Yopoloko; Grupo Ensamble;




Commisso, Sandra, 2005. “Canciones con humor...y amor” en Clarín, 23 de julio, página 7, sección Espectáculos.
Curci, Rafael, 2005. Teatro para Jóvenes. Buenos Aires: Instituto Nacional del Teatro.
Di Ciaccia, Antonio, 1997. El niño, la familia y el Inconsciente. Barcelona, España: Atuel – Eolia.
Minzi, V, 2003. “ Mercado para la infancia o una infancia para el mercado”, en Estudios sobre comunicación, educación y cultura. Buenos Aires: Ed. Stella. La Crujía Ediciones.
Ruth Mehl, 2005. “La magia del saber contar” en La Nación, 9 de julio, página 6, sección 4 Espectáculos.
Soriano, Marc, . La literatura para niños y jóvenes. Guía y exploración de sus grandes temas. Buenos Aires: Editorial Colihue.
Revista Planetario, la guía de los chicos, Abril 2005. (Entrevista) sin firma.
Saidón, Ariel, 2005. “Milongueando en Calle Corrientes” en Revista Planetario, junio, año 6, número 62.
Zangaro, Patricia, 2005. Teatro para jóvenes. Buenos Aires: Instituto Nacional de Teatro.





1En la actualidad el Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, está integrado en diseño y creación de títeres y utilería: Susana Arrieta y Alejandro Bracci. Composición y dirección musical: Cecilia Candia; el elenco de titiriteros está integrado por: Alejandra Farley, Guillermo Roig, Roberto Docampo, Ariadna Bufano, Silvia Galván, Eleonora Dafcik, María José Loureiro, Mabel Marrone.

2
La Pipetúa se formó en el 2001 en el rubro animación de fiestas infantiles, con sólo dos de sus integrantes, Maximiliano Miranda y Sebastián Amor, después se sumó Diego Letjman y por último en el 2003 Fernando Selles. Maxi y Diego tienen formación circense, y crean y manipulan objetos no tradicionales. Fernando compone la música para las presentaciones del grupo y es miembro de la banda de reggae Movimiento Urbano.

3
Los temas son de Florencia Steinhardt (voz y dirección musical) y Fernando Gedacht (guitarras), Marina Sauber (vientos y voz), Ariel Mizrahi (bajo), Rodrigo Quirós (batería y percusión), Aníbal Colli, (teclados). Junto a Itatí Figueroa (títeres).


4Sus integrantes son: composición y voz, Débora Azar; guitarra, violín y voces, Cristina Coccoli; teclados, flauta traversa y voces, Fernanda Massa; batería y percusión, Chicho Bazán. El uso de un lenguaje cotidiano, que es complementado por los sonidos propio.





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