martes, 22 de noviembre de 2011

Playa Caracol de Martín Joab y Parlanchinas


Una historia mínima, de esas que se desarrollan todos los días entre hermanos, donde siempre el mayor es el que manda y dispone. Una historia chiquita pero enorme en cuanto a lo que encierra: el respeto por los derechos de los más débiles que comienza con el respeto entre los integrantes del núcleo familiar.

Margarita y Priscila deciden pasar un día en la playa y allí van… pero es Margarita, la hermana menor quien tiene que trasladar los bolsos y todo lo necesario para la jornada. No es casual que Margarita obedezca y Priscila mande, la personalidad de cada una favorece para que todo ocurra así. Priscila es elegante, desenvuelta, todo en ella es seducción. Muy el contrario, Margarita es torpe, sus movimientos no pueden igualar a los de su hermana, su gracia estriba en la ternura e inocencia que irradia y en el entusiasmo que pone para hacer las cosas bien.

            La acción de los personajes adquiere una intensa teatralidad: las poses que adopta Priscila y Margarita imita en la escucha de las caracolas, en la competencia por la música que cada una desea, en el momento de la foto, todo lleva a marcar el contraste de una y otra en cuanto a la ductilidad para los movimientos, esto, actoralmente, se expresa en gags de gran comicidad. Pero… progresivamente Priscilina involucrará a  Margarita en actividades que le demostrarán “que puede”: como en el juego con pelotas de distintos tamaños y el manejo de los barriletes. Semánticamente se busca marcar lo que normalmente sucede en una relación donde hay amor, el más débil siempre logra el respeto del más fuerte.

Con respecto a la espacialización, la escenografía trabaja con una mímesis sumamente simpática y muy cuidada: piedras, caracolas, estrellas de mar; la carpa a rayas y el atalaya del bañero, con un mar de fondo de colores suaves y amarronados. En el momento en que Margarita y Priscila deciden bucear, desciende una pantalla del ancho del espacio escénico, ambas se ocultan detrás y en la proyección del fondo del mar, se las ve buceando, montando en delfines y rescatando el cofre de un tesoro con el que aparecen nuevamente en el proscenio. Mientras la pantalla asciende y se esfuma en el aire las hermanas abren el cofre y comienzan a realizar malabares con lo hallado en él: bolas y varillas luminosas. La escena esta muy bien lograda, genera gran asombro y entusiasmo en los chicos.  

La dirección trabaja productivamente desde la poética del circo. El espectáculo lo enuncia: Parlanchinas – teatro circo. Paola Mosca desarrolla excepcionalmente la acrobacia y Leticia Barbitta no se queda atrás en la difícil tarea de fracasar al querer hacer las mismas actividades que su hermana, ambas logran un contrapunto pleno de humor, donde se une la acrobacia con las rutinas del mimo y del clown. Las dos actrices logran un excelente trabajo de malabares y juegos con elementos. No es casual que Las Parlanchinas cuenten con la dirección de Martín Joab (gran experiencia en clown y mimo) y de Diego Lejtman (La Pipetuá) en entrenamiento de malabares y objetos.

Una pieza de calidad y para todas las edades, que esperamos, se reponga en la próxima temporada tal como prometió Leticia Barbitta en el momento del saludo final.



Playa Caracol de Martín Joab y Parlanchinas. Teatro: No Avestruz. Equipo artístico: Leticia Barbitta y Paola Mosca. Dirección: Martín Joab. Música original: Tian Brass. Coreografía: Yamila Uzorskis. Dirección de Arte y Diseño: Colorium IV. Realización de escenografía y utilería: Maximiliano Méndez, Juan Echeverría y Hencer Molina. Realización de Vestuario: Mariana López Fabbri. Realización de Calzado: Marcelo La Rosa. Video: Aura Visual. Diseño de luces: Leonardo Muñoz. Entrenamiento de malabares y objetos: Diego Lejtman. Barriletes: Guillermo Fernández. Alto Vuelo. Espacio de entrenamiento: La Instalación. Asistente técnico: Mauro Grosso. Asistente de Producción: Natalia Eugenio. Asistente Comercial: Marina D’Luca. Asistente Virtual: Nadia Bretto. Asesoramiento Comercial: Diego Bresler. Producción comercial: Susana Jarabrovisky. Fotos: Ale Guastoni. Prensa: Simkin & Franco. Producción General: Parlanchinas.

Más de 3000 personas en el Primer Festival de los Chicos María Elena Walsh en el ECuNHi

Más de 3.000 personas disfrutaron del Festival de los Chicos en el ECuNHi “María Elena Walsh”

El Festival de los Chicos en el ECuNHi “María Elena Walsh”, organizado por el Espacio Cultural Nuestros Hijos, de Madres de Plaza de Mayo, y el Ministerio de Educación de la Nación, tuvo este sábado 19 su primera edición. Fue una multitudinaria fiesta con más de 3.000 asistentes, que siguieron con entusiasmo la actuación de los grupos Al Tun Tun, Divertitango, Cuatro Vientos, El Murgón de la Esquina, Cielo Arriba y Los Musiqueros en las instalaciones del ECuNHi (ex ESMA). Con la conducción de Los Cazurros, la fiesta tuvo una colorida previa con rincones de muestras y talleres como las que organizaron el canal Pakapaka y los profesores del programa “El ECuNHi hace escuela”, además de una bienvenida a cargo de malabaristas, zanquistas, titiriteros, clowns, músicos y actores, que pusieron color y alegría a la tarde.
“Éste es un momento soñado, porque las Madres han soñado siempre con verlos aquí”, agradeció Teresa Parodi, directora del ECuNHi, a los chicos y a los grandes, antes de que comenzara la música sobre el escenario. Jaime Persic, jefe de Gabinete del Ministerio de Educación, destacó también: “Traer música y colores a este lugar donde hubo horror es la transformación más maravillosa a la que podemos aspirar. Las Madres lo han hecho, como siempre han sido un ejemplo. Pero es también una tarea colectiva, a la que el Ministerio se suma, como esta tarde se ha sumado este marco de gente impresionante”.
Los chicos y sus familias llenaron desde temprano el ECuNHi el sábado pasado, para participar de los distintos talleres, actividades y muestras propuestos para la primera parte de la tarde. El canal Pakapaka desplegó el taller “Los derechos del niño”, donde los chicos hicieron sus murales junto a reconocidos ilustradores. Con la misma consigna, una pared del ECuNHi se llenó de colores con dibujos, que quedarán como testimonio de esta primera fiesta de los chicos, que ya anuncia su continuidad: “Éste es el primero de muchos festivales para chicos que vendrán, queremos que este encuentro crezca, sumar a artistas de todo el país, abrir aún más el Espacio”, dicen los organizadores.
Talleres de percusión y teatro, un rincón de narración a cargo de Claudio Ferraro y otro de lectura, de la editorial Calibroscopio, completaron la primera propuesta, mientras las familias se acomodaban con mantas y reposeras, algunos sumando heladeritas y rueda de mate, bajo los árboles del predio de la ex ESMA. Después hubo música de todo tipo: tango, folklore, rock, pop, canciones tradicionales, cantadas y bailadas sin restricción de edad. Entre el público se encontraban los sobrinos de María Elena Walsh, ya que el encuentro tuvo el nombre de esta artista como un homenaje a su obra inspiradora. Fue también una manera de conmemorar el Día Internacional de los Derechos del Niño, declarado por la ONU el 20 de noviembre.
La fiesta contó con el auspicio del Momusi (Movimiento de Música para Niños), AADI (Asociación Argentina de Intérpretes), la editorial Calibroscopio y la Secretaría de Cultura de la Nación. Desde el escenario, Los Cazurros invitaron a festejar que este encuentro haya sido declarado de interés cultural por esta Secretaría.

Para más información sobre el programa “El ECuNHi hace escuela”, que organiza visitas y talleres para escuelas en este Espacio Cultural, se puede escribir a proyectoeducativo@nuestroshijos.org.ar


                         



Asociación Madres de Plaza de Mayo
Espacio Cultural Nuestros Hijos
 
Av. del Libertador 8465 (EX ESMA) (entrada peatonal) 
Comodoro Rivadavia 1273 (entrada vehicular)
TE: 4703-5089
Cómo llegar: colectivos: 130, 117, 29, 28 y 15.
Trenes: Ferrocarril General Mitre (ramal Tigre): Estación Rivadavia. Para mayor información: www.nuestroshijos.org.ar  informes@nuestroshijos.org.ar

Prensa: Carolina Alfonso – 4802-4607- 155-662-6006 – 
caroalfonso@gmail.com
Debora Lachter – 4524-3597 – 154-577-4562 –  debora@deboralachter.com.ar

                                       
        

Sobre los participantes:
 
Los Cazurros
El carismático dúo integrado por Pablo Herrero y Ernesto Sánchez ha logrado un sello propio que diferencia sus propuestas teatrales, siempre planteadas como espacios de juego y diversión. La última fue “Los Cazurros. Invasión”, estrenada en las vacaciones de invierno. En este 1º Festival de los Chicos en el ECuNHi, Los Cazurros oficiarán de conductores, marcando con su sello toda una tarde de música y juegos.  (Más info en www.loscazurros.com).
 
Al Tun Tun
Este grupo conformado por docentes y musicoterapeutas acerca a los más chicos una propuesta creativa que integra música en vivo y una atractiva puesta en escena. Todos sus temas son originales en letra y música, y proponen encontrarse con la canción desde la riqueza de los textos y una gran variedad de ritmos y sonoridades. En sus shows hay teclados, guitarra, flauta traversa, percusión, juegos de voces, una familia de títeres y chirimbolos varios (Más info en www.grupoaltuntun.com.ar).
 
Divertitango
Un divertido paseo por la historia del tango para grandes y chicos. Músicos, actores, bailarines y un cantante recorren, con mucho humor, los ritmos y personajes característicos del género. Suenan el candombe, la habanera, la milonga, el tango, el vals y el tango moderno, Troilo, D´Arienzo, Pugliese y Piazzolla. Y desfilan los negros candomberos, el gaucho, los payadores, el guapo, la percanta, el pituco, hasta llegar a los emos, floggers, rockeros y cumbieros. (Más info en: http://divertitango.blogspot.com).
 
Cuatro Vientos
Este cuarteto de saxofones, clarinetes y flautas fue creado en 1992. En sus espectáculos convergen el despliegue escénico, el humor y las coreografías, además del virtuosismo de los ejecutantes. Cuatro Vientos interpreta los más diversos géneros, e interactúa con el público proponiendo consignas y juegos. (Más info en: www.cuatrovientos.com.ar).
 
Los Musiqueros
Fue creado en 1985 por Teresa Usandivaras, docente y música, y Julio Calvo, flautista, guitarrista e inventor de los divertidos instrumentos no convencionales que caracterizan la propuesta. Actualmente completa el grupo Pablo Spiller en percusión y cuerdas. Chacareras, tangos, zambas y sambas, candombes, carnavalitos; composiciones propias, temas hechos por chicos y canciones del folklore popular integran su repertorio. (Más info en: www.teresausandivaras.com.ar)
 
Cielo Arriba
Basa su repertorio en canciones y ritmos folklóricos de Argentina y Latinoamérica, ofreciendo a los chicos un contacto con nuestra música tradicional. Voces, sikus, charango, percusión, teclados, bajo y muchos instrumentos más, combinados con la invitación al baile, la participación y el humor, son los materiales que componen el espectáculo. (Más info en: http://www.myspace.com/soniabrounsteinjorgegribo).
 
El Murgón de la Esquina
Este grupo desarrolla un repertorio propio de canciones, influido por la sonoridad del rock y el pop. A través de sus canciones busca contar historias, proponer juegos, bailar, saltar, dejar volar la imaginación, y sobre todo la diversión. En sus recitales la música se convierte en una energía que hace que grandes y chicos no puedan evitar mover sus pies sin parar. (Más info en:  http://www.elmurgondelaesquina.com.ar).
MOMUSI
El Movimiento de Música para Niños reúne intérpretes, compositores, comunicadores, docentes y gestores culturales que trabajan en favor del desarrollo de la música para niños. Busca que los chicos y chicas accedan a mensajes musicales diversos, que conforman nuestra identidad, respetando la calidad musical y al niño como sujeto de derechos. Está cumpliendo quince años, y en ese marco participan de este festival. (Más info en: http://www.momusi.org.ar).
 
Pakapaka
La señal infantil del Ministerio de Educación lleva un año en pantalla y, aunque aún no ha sido incluida en las grillas de todos los cableoperadores, tal como indica la ley, ya ha transformado la pantalla con su forma de mostrar, hablar y convocar a la infancia. Ofrece contenidos de alta calidad orientados a educar y a entretener, abiertos a la cultura de todos los sectores de nuestro país y a distintas expresiones del globo (Más info en www.pakapaka.gov.ar).
 
Editorial Calibroscopio
Este proyecto editorial de libros ilustrados se distingue por la calidad de sus autores y por sus cuidadas ediciones. Varios de sus libros han recibido distinciones y han sido adoptados por programas estatales de diferentes países. Representa y distribuye a prestigiosas editoriales de Latinoamérica y España, y abrió su local de ventas, El Libro de Arena, en el barrio de Villa Crespo.
 
 
Sobre el programa “El ECuNHi hace escuela”
Creado conjuntamente con el Ministerio de Educación, el programa “El ECuNHi hace escuela” invita a niños, niñas y adolescentes a un encuentro con el arte que estimula la creatividad, el intercambio y las diversas formas de expresión. Desde su creación, un año atrás, han participado de este programa más de 12.000 chicos y chicas de escuelas públicas y privadas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, de todos los niveles educativos.
 
Sobre el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi):
El Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), de las Madres de Plaza de Mayo, funciona en el edificio que fuera del Liceo Naval, dentro del predio de la ex ESMA, en Avenida del Libertador 8465.
Las Madres de Plaza de Mayo “desembarcaron” en este espacio el 31 de enero de 2008. Una verdadera multitud las acompañó ese día; entre todos, pintaron flores y soles coloridos en los muros como modo simbólico de expresar el proyecto de las Madres: convertir ese sitio emblemático de la dictadura y su horror en el Espacio Cultural Nuestros Hijos, un lugar destinado al aprendizaje, la belleza y el arte. Ese mismo proyecto es el que siguen sosteniendo las Madres y quienes trabajan en este espacio, convocando a todos a conocerlo y a participar de la magnífica tarea de construirlo.

Carolina Alfonso
4802-4607
155-662-6006
caroalfonso@gmail.com

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tutú Marambá, cumple diez años

Atendiendo aquel lema que lanzaran las disqueras norteamericanas a fines de la década del ’90: “Rock n’ roll will never die” y al nicho genérico de “rock en español” que abarca los estilos más variados, desde el rock clásico al rock tropical, injertado de salsa, merengue y otros ritmos, que les ha sido tan productivo, debemos admitir que el rock sigue teniendo plena vigencia. En nuestro país, productores y arreglistas, con diferentes tipos de maridaje, logran excelentes realizaciones. También aquellos músicos que dedican su obra al mundo de los niños tienen muy buena llegada con este género. Tal es el caso de Tutu Marambá, grupo que cumple diez años de trayectoria. El espectáculo presentado en el Empire tiene la particularidad de ser un recital a “pura música”. Qué quiero decir con esto, que no posee una historia que va hilvanando las interpretaciones, las canciones tienen una mínima contextualización que aporta Rafael Andrada, cantante y líder del grupo. La estructura del espectáculo focaliza la atención del espectador en la música, así desfila la adaptación de canciones populares y de otras creadas por el grupo. Y en esa mezcla con rock tenemos, entre otros, ritmo de samba, tarantela, boogie boogie. El encuentro es un verdadero regocijo. La gente de Tutu, interactúa constantemente con el público, invita a cantar, a corear y en algunos instantes a que los chicos salgan al pasillo a bailar. Excelentes músicos, logran una perfecta armonización. Los ojitos de los chicos quedan prendidos de los “solos” que realizan los intérpretes de guitarra eléctrica, bajo y batería, a los que luego aplauden con gran entusiasmo. Los chicos participan y los padres también. Si bien las letras resultan atractivas sólo para los más pequeños, la música es para toda edad. Dos adolescentes (once y trece años) a quienes pregunté que les había parecido el espectáculo me contestaron que la música estaba re buena y luego, entre ellos, siguieron comentando las virtudes observadas en el guitarrista y en el baterista. Un detalle para corregir: la letra de las canciones no se entendía con claridad, necesité del CD para poder completar los textos. Además de la calidad musical, la gran simpatía, gracia y plasticidad en los movimientos con que los intérpretes acompañan el ritmo, son elementos fundamentales que complementan el gran histrionismo de Rafael Andrada. Muy buena la iluminación y el vestuario, que luce colorido, armónico y discreto. Un verdadero placer escuchar y ver a Tutu Marambá. Feliz cumpleaños para el grupo, y como dice la canción popularizada por aquellos queridos payasos: “… y que cumplan muchos más.”






Tutu 10 años. Teatro Empire. Hipólito Yrigoyen 1934. T.E. 5411-4953 / 8254. Próxima actuación: 24 de octubre.
Intérpretes: Ignacio Luis López -guitarrista- Luis Nesvara -batería y efectos vocales- Alejo Distéfano -bajo y voz- Federico Duca –guitarra y coros- Rafael Andrada –voz- Sonido: Roberto Zunzunegui. Iluminación: Boris Peñoñori. Vestuario: Sabrina herbás. Foto: Andrea Saslavsky. Diseño: Angi Grillo. Asesoramiento y dirección de escena: Héctor Alvarellos.


























jueves, 1 de septiembre de 2011

Tengo un dinosaurio en el ropero


Ya nadie niega, a partir del desarrollo de las ciencias antropológicas y de la psicología, que la imaginación es fundamental para el desarrollo, no sólo emocional, sino también intelectual. No obstante, parecería que los adultos nos obstinamos en dividir tajantemente el mundo racional del mundo de la fantasía. Y esa separación la realizamos a partir de la edad que cada papá y mamá considera conveniente, sin advertir que cada niño es único e irrepetible y los estadios entre una etapa y otra de la vida infantil y adolescente son absolutamente variables y que anclar en el mundo de la imaginación no impide que el niño alcance la madurez intelectual, al contrario, cuando el niño desarrolla un mundo poético e imaginativo rico y flexible, es más fácil que enfrente al mundo de la naturaleza y establezca el significado de su propia experiencia. Esto es lo que tendrá que soportar “la pobre Celeste”, que su mamá (por lo general haciéndose portavoz de la opinión del papá) decida en qué momento tiene que guardar sus muñecos en el ropero porque ya está “grande” para jugar con ellos. La pieza se estructura como un unipersonal, Celeste, ya adulta, cuenta y los espectadores somos los testigos que corporizamos su historia. Al mismo tiempo, dialoga con el músico (presencia viva), que con los sonidos de sus instrumentos da respuesta a los reclamos de la niña y la acompaña en las hermosas canciones que complementan la temática de la narración. El motivo que da lugar al desarrollo de la historia, es la búsqueda de Dino, un dinosaurio que Celeste ama entrañablemente y que hace un largo tiempo ya guardó, definitivamente, en el ropero. Pero, como lo seres humanos no cortamos nunca definitivamente con nuestros afectos, en este día, ante nuestra presencia, Celeste comienza a buscar a Dino y de esa manera aparecen sus otros muñecos: Tita, su muñeca preferida, el pato, el mono, la rana, todos aquellos que fueron sus alumnos cuando jugaba “a la maestra”. El trencito que le regaló la tía Laura y que causó una verdadera explosión en su capacidad imaginativa: las plumas del almohadón fueron la montaña de nieve, el pan rallado la arena, el mar un fuentón con agua y todo mezcladito, las huellas de pisadas que “debían” quedar marcadas en el piso del living para que el camino del tren fuera creíble. Y por supuesto, Dino, que comía, paseaba y dormía con la niña. Lo que papá consideró un exceso de amor por el muñeco se terminó abruptamente y el juguete desapareció. Pero la niña lo buscó y lo encontró y por mucho tiempo los encuentros furtivos con Dino impidieron que su infancia perdiera su relación con el mundo entrañable de la imaginación que la ayudaría en el proceso de convertirse en persona humana. Es decir, las historias con cada juguete conforman la historia total de Celeste, sus muñecos y cómo se posicionan los papás cuando deciden delinear el camino de la infancia y su pasaje hacia la adolescencia. Tati Martínez transita con absoluto profesionalismo cada uno de los personajes que pueblan la historia, da a Celeste el tono justo y pleno de ternura, respetuosamente paródico a la mamá, al papá, a la abuela y a la maestra del juego. Los tics destinados a definir a cada uno de los personajes les da comicidad, simpatía, los hace creíbles, el espectador adulto puede comprenderlos e identificarse sin culpas, y por supuesto, adultos y niños pueden comprender a Celeste cuando dice: “mi mamá no tenía corazón” (los chicos festejan esta expresión). La actriz pone en evidencia un muy buen manejo de cuerpo, ductilidad para la danza y una voz bella y trabajada en cada una de las canciones interpretadas. Muy importante para la concreción general, la música en vivo, particularmente el rol que juega el intérprete: músico y actor. Un aporte muy creativo y que resuelve la presencia e historia de cada personaje, es la proyección en la pared blanca del “ropero” de los miembros de la familia que participan en la historia y de alguna situación fundamental para la misma. Los dibujos bellísimos. Una puesta perfecta en cuanto a todos y a cada de los detalles que la integran. Un espectáculo para todo público, que invita a conversar sin asperezas, con la risa pronta al recordar las reflexiones de Celeste cuando le sacan sus juguetes y al vincularlas con expresiones parecidas que se suscitan o suscitaron entre los pequeños y los adultos de nuestras familias.


Tengo un dinosaurio en el ropero de María Inés Falconi. Teatro: UPB – Sala Carlos Parrilla. Campo Salles 2145. T.E. 4701-3101 Actriz: Tati Martínez. Músico: Ricardo Scalise. Realización de Vestuario: Gladys David. Realización de Escenografía: Claudio Provenzano. Asistente Técnico: Miguel Coronel. Dibujos: Yanina Foco. Diseño de Vestuario y Muñecos: Lucía de Urquiza. Diseño de Escenografía: GTBA. Música: Ricardo Scalise. Asistente de Dirección: Pablo Mayor. Puesta en Escena y Dirección General: Carlos de Urquiza.





viernes, 29 de julio de 2011

Adair de Hernán Belloti


Una tarde bulliciosa de vacaciones de invierno, la tarde afuera tiene un cielo límpido y un sol brillante, pero en el espacio de Andamio 90, en su hall de espera, un grupo de niños y adultos esperan el comienzo de la puesta con ansiedad, dispuestos al viejo ritual de construir mundo a partir de las acciones y las palabras. La cita es para ver teatro negro1 de títeres; la anécdota se divide en dos para reunirse en la figura de Adair: la primera, el árbol de la vida necesita ser salvado y al parecer sólo Adair puede hacerlo; la segunda Adair no sólo de vencer los obstáculos que se le presenten para lograr encontrar los cuatro elementos que le permitirán salvarlo, sino que debe sobre todo vencer al enemigo interno que le impide ser el héroe que se necesita; su miedo. A partir de allí, todo es un despliegue de color en contraste con el fondo negro que como caja de profundidad pone en volumen los títeres y esconde las manos y los cuerpos que realizan la magia de sus voces y movimientos. Pero además, los muñecos interaccionan con personajes humanos que llevan adelante la tarea de representar a los dioses a quienes el pequeño Adair y sus amigos, la pequeña Mavis y el sapo, deben convencer, pasando distintas pruebas de que los ayuden permitiéndoles llevarse algo de cada uno de los elementos primordiales: tierra, agua, viento y fuego. Teatro negro, teatro de títeres, con una técnica que permite la fantasía de creer que poseen vida propia, ya que no vemos las manos ni los hilos que los mueven, acrobacia y danza (capoeira)2, que le dan ritmo a la intriga, y la música que acompaña las secuencias que se desarrollan en los distintos espacios creados a través de materiales como telas, sogas, luces3. Así, el cuerpo del dios de la tierra y su baile pegado al piso da cuenta del elemento que lo conforma, y su necesidad de reír, alejado como está de cualquier vuelo poético. La diosa del mar, surge entre blancas telas que simulan las aguas del mar, y en ese mundo poblado de seres acuáticos que aparecen en títeres de varilla, se le permite a Adair, tras el relato de su propia historia, reparar el dolor de una herida de amor, y tener la posibilidad que el agua de una lágrima sea el segundo elemento que salvará al árbol. El aire, desde telas que penden del techo, permite que su diosa dialogue con los protagonistas y a pesar de querer retenerlos, luego les permite irse a pasar su cuarta prueba; la más difícil, la que le pondrá la diosa del fuego, que entre llamas y con un dragón como guardián, también desde el juego acrobático lo desafía. Toda la inteligencia, y la audacia del pequeño héroe le valdrán finalmente un regreso exitoso. Los personajes humanos juegan en el espacio a partir de los movimientos de acrobacia, y compiten con los muñecos, la iluminación bien dispuesta permite el juego con la profundidad y resaltar los colores utilizados para la construcción de los muñecos, llevando adelante con éxito las técnicas del teatro negro. Las voces en off, construyen el hilo conductor de la historia, y agregan emoción a la intriga, desde el secreto de su procedencia. Los espectadores seguían el curso del viaje de Adair con fascinada atención, comentaban las acciones, se reían y sostenían un atento silencio cuando el pequeño héroe debía sortear las pruebas que el relato proponía; niños y adultos se dejaron llevar por la magia de un universo de ilusión donde los buenos finalmente triunfan.





Adair aventuras elementales
de Hernán Belloti. Elenco: Ivana Averta, Sebastián Castro, Paula Ettedgui, Lucila Kairuz, Pilar Llordela, Ariel Nesterczuk, Vidalia Rivas Helman. Dirección de acróbatas: Sebastián Castro. Voces en off: Carlos Bisignano, Natalia Chiesi, Guillermo Ferraro, Luciana Procaccini, Emiliano Trillo. Diseño y realización visual: Ariel Nesterczuk, Francisco Ramírez. Diseño de iluminación: Florencia González. Idea, Dirección General y Puesta en escena: Francisco Ramírez. Andamio 90. En vacaciones de jueves a domingo a las 16hs.



Curci, Rafael, 2002. De los objetos y otras manipulaciones titiriteras. Buenos Aires: Tridente Libros.











1 El teatro negro es una técnica teatral creada en la antigua China a través de luces negras y excelentes efectos visuales. El teatro negro de Praga es la compañía más importante del mundo y realiza giras mundiales cada vez que estrena una nueva obra. Estas obras se desarrollan en un escenario que se encuentra completamente de negro, donde mediante un juego de luces y contrastes de colores se van generando y desarrollando las diferentes acciones. Pueden ser obras con diálogos o las más comunes son aquellas que son completamente mudas y que llevan un acompañamiento sonoro. Los actores de teatro negro se visten totalmente de negro y utilizan colores que resalten diferentes partes del cuerpo, lo que se hace con colores como el blanco o tonalidades flúo que contrastan con las luces. Este tipo de obras crean ilusiones ópticas y excelentes efectos visuales, donde mediante la creatividad se puede conseguir cualquier cosa ya que no hay límites para las acciones. Es una técnica que se adapta de muy buena manera al teatro infantil, ya que se pueden crear textos de historias fantásticas que se pueden llevar perfectamente a la práctica, por ejemplo volar, desaparecer, caminar por el aire, etc, logrando muy buenos efectos especiales para los niños. El teatro negro es una combinación de diferentes vertientes artísticas como el teatro convencional, opera y danza, creando un espectáculo que requiere un gran nivel de todas las cuestiones técnicas como luces, vestuario y escenografía para poder desarrollarse en todas sus dimensiones. Los guiones no tienen gran diferencia con el resto de las obras de teatro, no hay un formato a seguir más allá de que se debe contemplar todo lo estético.


2 La capoeira surgió hace muchos años como un intento de revolución de los negros esclavos frente al control de la colonia portuguesa en Brasil, las técnicas empezaron a formarse posiblemente desde tierra africana, y luego se terminó de organizar en Brasil. La guardia esclavista tenía prohibido a los negros ejercitarse de una forma distinta a cualquier trabajo forzado, pero no se preocuparon en intervenir sus rituales culturales. Fue así como idearon mezclarlo entre la danza y la música, y como lo pasaron de un camarada a otro.

3 Como afirma Rafael Curci en De los objetos y otras manipulaciones titiriteras: Tomando como base los rasgos característicos fundamentales del teatro de títeres tradicional y sus técnicas de representación milenarias, los nuevos titiriteros se lanzan a la búsqueda de lenguajes alternativos valiéndose con ese fin de distintos recursos. La incorporación de otras disciplinas artísticas, la aparición de nuevos textos y de jóvenes dramaturgos con propuestas renovadoras en el lenguaje, la transmutación de objetos que reemplazan el ícono títere tradicional, el predominio de la imagen (lo visual) en las puestas en escena, sumado todo esto al advenimiento de múltiples adelantos tecnológicos que hacen posible otras variantes en el campo de la representación. (Curci, 2002, 124)