Indudablemente,
el intercambio propiciado por la actividad de ATINA es un factor que enriquece
a nuestro teatro y no me cabe duda de que a su vez, enriquece el teatro de
otros lugares del mundo. La permeabilidad ante lo que aporta “el afuera”, con
una buena lectura donde funcione con salud el espíritu crítico es lo que
permite el crecimiento en cualquier área y cuánto más cuando se trata de la
cultura.
La pieza de la autora sueca Cristina
Gottfridson, co-producción de la Universidad
Popular de Belgrano (Argentina) y el Tur Teatern (Suecia) recientemente
estrenada en la UPB
plantea el hermoso y difícil tema de la adolescencia. Hermoso porque tal como
lo enfoca Joseph Conrad: “Cierra uno tras de sí la puertecita de la infancia, y
penetra en un jardín encantado. Hasta sus mismas sombras tienen un resplandor
de promesa. Cada recodo del sendero tiene su seducción. (…) Es el encanto de
una experiencia universal, de la que esperamos una sensación extraordinaria y
personal, la revelación de un algo de nuestro yo”[i].
Difícil, porque como bien sabemos, en esa etapa de la vida una de las “sombras”,
quizás la más amenazante, es la de no percibir todo el amor que necesitamos,
amor, que desde el mismo momento del nacimiento es imprescindible para la
conformación de nuestra conciencia como sujetos y de nuestro equilibrio
emocional. ¿Qué pasa en el adolescente cuando al cerrar la puertita de la
infancia no llega a ser reconocido por “el otro”, por su igual? ¿Cómo reacciona?
La pieza de Gottfridson plantea precisamente ese tema, la necesidad que sienten
los jóvenes de ser amados para poder descubrir el amor y al mismo tiempo, la
necesidad de establecer vínculos que les permita sentirse dignos.
En el grupo de jóvenes que presenta
la pieza, está el muchachito más atrevido y seductor, el que aún no terminó de
comportarse como un niño, y las chicas, siempre mucho más audaces que los
chicos. Surgen muy bien planteadas las reacciones de cada uno de ellos: el
seductor no duda en dejar de lado a su amigo cuando siente que éste es el
hazmerreír de las chicas y en consecuencia, no quiere que lo identifiquen con
él. El que se siente dejado de lado, recurre a la mentira y a pequeñas trampas
por despecho, por supuesto, logra la complicidad de la muchachita que también
se siente desplazada por otra joven más linda. La joven atractiva sufre
verdaderos berrinches cuando no es requerida por quien ella desea y es
reemplazada por otra. Y en medio de todo, la tentación y la necesidad de jugar,
con cosas simples, como si aún estuvieran en plena niñez y luego, la necesidad
de probarse constantemente, de experimentar, de demostrarse y demostrar que “puedo”,
en este caso, ser aceptado y ser querido. En el ciclo Patios del recreo en Iberoamérica (2010), vimos problemáticas
adolescentes muy complejas, no es este el caso. Creemos, por los conflictos que
desarrolla, que la pieza enfoca lo que se denomina “adolescencia temprana”,
período que va de los 11 a
14 años y que coincide con la pubertad.
La pieza se estructura en una secuencia
de escenas breves, hilvanadas por la necesidad de establecer vínculos afectivos
y de reconocimiento: quién lo logra y quién no. Con relación a los
procedimientos, en el inicio los actores se presentan colocando sobre su cabeza
carteles con los nombres que tendrán según el personaje: todos son adolescentes
del mismo grupo. Esta mostración ayuda al distanciamiento, a la reflexión y al
análisis Hay mucho humor y resolución feliz: finalmente, todos logran el beso
tan deseado.
Como escenografía, tres paneles rojos muy funcionales, son
movidos por los mismos actores que los utilizan como paredes o barra de un bar.
La música complementa, ilustra y armoniza las situaciones.
Un puesta muy interesante, muy bien realizada, muy positiva
para un espectador adolescente.
Relaciones
peligrosas de Cristina
Gottfridsson. Traducción: Robert
Sjöblom y María Inés Falconi. Adaptación:
María Inés Falconi.
Teatro: UPB. Campo salles 2145 – T.E. 4701-3101
Elenco: Cecilia López. Eugenio Jeréz Ferrante. Francisco Pedreira. Martín Pérez
Cabrera. Diseño Gráfico: James Grainger. Fotografía
y Video: Antú Martín Fernández. Asistente
Técnico: Miguel Coronel. Selección
musical: Robert Sjöblom y Solange Perazzo. Escenografía: Carlos Di Pasquo. Vestuario: Irene Brandt. Produicción
ejecutiva: Martina Amiras. Asistente
de dirección: Solange Perazzo. Dirección
general y puesta en escena: Robert Sjöblom
[i] - Conrad Joseph -1915- La línea de sombra. Barcelona (España),
Ediciones Bruguera S.A.